No pienso andarme con rodeos: esperaba que Análisis de Dragon Age: The Veilguard fuera una auténtica pasada, pero tras dedicarle unas 45 horas y empezar de nuevo con otro personaje, me he quedado con sensaciones encontradas. Que no se me malinterprete: no es un mal juego. Tiene sus momentos, su punto fuerte aquí y allá, pero en general se queda en esa fina línea entre “esto mola” y “mmm, esperaba más”.
Es como cuando pruebas un pastel con una pinta increíble y resulta que no está malo, pero tampoco es el mejor que has catado. Un 7,8 pelado y me quedo tan ancho.
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Historia de Dragon Age: The Veilguard
La historia, al principio, te vende el típico “el mundo se va a la porra y solo tú puedes salvarlo”. Vale, no niego que BioWare sabe lo que hace con el lore, y hay partes de la trama que llegan a enganchar. Pero siento que la narrativa pega ciertos baches, sobre todo en el segundo acto, donde las misiones secundarias y las decisiones que tomas con las distintas facciones no siempre mantienen el mismo nivel de intensidad.
Hay momentos interesantes, con giros de guion que te dejan boquiabierto, y otros que parecen más una tarea rutinaria que un auténtico desafío moral. Es un “quiero y no puedo” que, sin llegar a ser catastrófico, deja un regusto a oportunidad perdida.
Compañeros de Dragon Age: The Veilguard
Si por algo me molaban las entregas anteriores de Dragon Age era por los compañeros: esos locos que podían despertarte odio visceral o amor incondicional. Aquí, todos se caen bien entre sí y contigo, y eso… le quita gracia al asunto. No hay un personaje que detestes profundamente, no hay una chispa que te haga sentir culpable o cabreado por una discusión fuerte. Son buena gente, tienen su trasfondo, sus motivaciones, pero no pasa de ahí.
Lo mejor que puedo decir es que están bien escritos, son coherentes, pero no hay uno que me levante de la silla gritándoles que se larguen de mi grupo. Echo de menos esa tensión interna, ese debate en la comunidad sobre si cierto personaje era un genio incomprendido o un completo imbécil.
Gráficos y ambientación
Si hay un aspecto en el que Dragon Age: The Veilguard brilla, es en su estilo visual. La ambientación, la forma en la que se recrean las ciudades, las armaduras, los entornos… todo respira personalidad y detalle. Se ve muy bien, y en más de una ocasión me he parado a admirar el paisaje. Esta obsesión por el detalle transmite la sensación de estar dentro del mundo de Thedas, lo cual se agradece muchísimo. No es que vayamos a flipar hasta el infinito, pero oye, se nota el mimo puesto aquí.
Puede que muchos no estéis de acuerdo, pero personalmente no veo mal que se abandone el tono oscuro habitual en favor de algo más vibrante y colorido. Al final, todo se reduce a gustos personales, y a mí, francamente, me agrada esta propuesta.
Personalización de personaje
La personalización de personaje está bien, sin más. Me esperaba algo más a la altura, pero al final es correcta y punto. No vas a crear el personaje más épico del mundo, ni tampoco vas a llorar por no poder personalizar la nariz exactamente como querías. Es funcional y cumple sin deslumbrar. Digamos que, tras la primera partida, no sentí la necesidad de tirarme horas en el editor. Pasable, sin florituras.
Clases y combate de Dragon Age: The Veilguard
Aquí viene el meollo: el combate prometía ser un salto evolutivo, y lo es hasta cierto punto. Pero no, no es el santo grial del sistema de batalla. Empecé con un mago, y tras un rato me aburrí; cambié a guerrero y tampoco me convenció del todo. Al final me decanté por el pícaro, que me dio algo más de vidilla, aunque las peleas siguen siendo un tanto monótonas a la larga.
Parece que hay variedad en las builds, pero a la hora de la verdad es más un ejercicio de “prueba esto a ver si te hace el apaño” que una auténtica revolución de mecánicas. No está mal, y hay potencial para disfrutar con las combinaciones, pero no esperes convertirte en un estratega supremo. Es un sistema de combate decente, entretenido por momentos, pero que a las 20 horas ya no sorprende.
Decisiones y facciones
La idea de que tus acciones influyan en las facciones y el mundo es genial sobre el papel. A veces sientes el peso de las consecuencias, otras, no tanto. Es un sistema ambicioso, pero que a la hora de la verdad no termina de dejarte con la boca abierta. Suelo valorar mucho estas dinámicas, y reconozco que hay decisiones que me dejaron pensando “¿y si hubiera hecho esto otro?”, pero también hubo momentos en los que me dio igual. Un pasito hacia un rol más inmersivo, pero le falta una marcha para ser inolvidable.
¿Vale la pena jugar a Dragon Age: The Veilguard?
Mira, si llevas tiempo con el mono de Dragon Age, le vas a sacar el jugo a esta entrega. La historia cumple, los gráficos molan, y el combate, aunque no sea la revolución que promete, no es un completo desastre. No es el Dragon Age perfecto, pero tampoco un fracaso. Con un 7,8, yo diría que vale la pena para fans acérrimos y para quien busque una aventura sólida, sin pretensiones de genialidad absoluta.
Si esperabas el próximo gran bombazo del género, igual te quedas con cara de “¿y ya está?”. Pero, si aceptas sus limitaciones, encontrarás una propuesta entretenida, con altibajos, pero que al menos no te dejará indiferente.
Mi opinión de Dragon Age: The Veilguard
Después de horas de explorar Thedas en Dragon Age: The Veilguard, puedo decir que es un juego con momentos brillantes empañados por decisiones de diseño algo cuestionables. Me gustó lo que ofrece en términos de narrativa y estética, pero sentí que algunas mecánicas no terminaron de engancharme del todo. Es un título que juega seguro en muchas áreas y, aunque me entretuvo, no me dejó con ese “wow” que esperaba. Sin embargo, sigue siendo un Dragon Age con ese espíritu tan característico que lo hace difícil de ignorar para cualquier fan de la saga.
Por cierto, no puedo dejar de mencionar el caos que fue conseguir la clave para hacer este análisis. Parece que solo se facilitó a medios dispuestos a inflar la nota. No es un mal juego, pero esa situación me dejó un regusto amargo y una frustración difícil de ignorar.
Pros:
- Estilo gráfico y ambientación excelentes: Los escenarios y el diseño de Thedas son una auténtica delicia visual.
- Narrativa sólida: A pesar de sus altibajos, hay momentos narrativos que realmente impactan.
- Decisiones con peso: Aunque no todas las elecciones son memorables, algunas tienen consecuencias interesantes que te mantienen alerta.
- Compromiso con el lore: BioWare sabe mantener el mundo de Dragon Age vivo y en constante evolución.
Contras:
- Combate repetitivo: Prometía variedad, pero termina sintiéndose monótono después de varias horas.
- Personajes demasiado amables: Faltan compañeros polémicos o con carácter fuerte que te hagan sentir emociones intensas.
- Ritmo irregular: El Acto 2 se siente como un puente innecesario que frena la intensidad de la historia.
- Personalización limitada: Tanto el editor de personajes como las builds no ofrecen una profundidad realmente impactante.
Puntuación análisis de Dragon Age: The Veilguard
Dragon Age: The Veilguard es un juego que, aunque no alcanza la grandeza de entregas anteriores, ofrece una experiencia sólida para los fans de la saga. Con su narrativa bien cuidada, su diseño visual impresionante y un mundo que merece ser explorado, consigue enganchar. Sin embargo, su combate repetitivo, una personalización limitada y compañeros demasiado “seguros” le restan fuerza. Le damos una puntuación de 8.5 sobre 10.
Si eres fan de Dragon Age, encontrarás suficiente aquí para disfrutar, a pesar de sus defectos. Si eres nuevo en la saga, puede que no sea el mejor punto de partida, pero tampoco te decepcionará. Es una buena entrega que roza la grandeza sin llegar a alcanzarla por completo. Merece la pena jugarlo, aunque no te cambiará la vida.
Una aventura visualmente cautivadora que promete mucho, pero solo entrega lo justo. Un Dragon Age que juega a lo seguro y se queda a medio camino del épico retorno que esperábamos.
Hemos jugado gracias a una clave proporcionada por EA. Sinceramente, muy fuera de tiempo, por eso he tardado tanto en lanzar el análisis.