Análisis de Metal Eden: Más Allá del Caos y la Velocidad

Conoce nuestro análisis de Metal Eden. Te contamos todo sobre su frenética jugabilidad, su sorprendente historia y si de verdad merece la pena.
Análisis de Metal Eden: Más Allá del Caos y la Velocidad

Creía que sabía a lo que venía. Cuando vi los primeros tráileres de Metal Eden, mi mente lo catalogó al instante: otro shooter frenético para saciar la sed de adrenalina que nos dejó DOOM Eternal. Un chute de acción sin complicaciones. Me preparé para apagar el cerebro y dejar que mis reflejos tomaran el control. Pero estaba equivocado. Metal Eden esconde algo más bajo su caparazón de titanio y neón, un secreto que solo se revela cuando te dejas absorber por completo en su vertiginoso mundo. No es solo un juego de disparos; es una pregunta existencial a 300 kilómetros por hora, una experiencia que, a pesar de sus imperfecciones, se ha quedado grabada en mi memoria.

Desarrollado por Reikon Games, el estudio que ya nos deslumbró con la estética ciberpunk de RUINER, este título lleva su firma visual un paso más allá. Sin embargo, quedarse en la superficie, en la comparación fácil con otros titanes del género, sería hacerle un flaco favor. Porque si bien la acción es el vehículo, el destino de este viaje es mucho más profundo y sorprendente de lo que jamás imaginé. Acompáñame en este descenso a la ciudad mecanizada de Moebius, porque lo que encontré allí merece ser contado.

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Una historia que no esperaba

historia de metal eden

Normalmente, en un juego donde la velocidad y los disparos son los protagonistas, la historia suele ser una mera excusa para llevarnos del punto A al punto B. Metal Eden rompe con esta convención de una forma audaz y, he de admitir, un tanto confusa al principio. El juego te lanza a la acción sin preámbulos. Despiertas en una sala fría, metálica. Eres ASKA, una «hiperunidad» de combate, y una voz cínica y directa llamada Nexus resuena en tu cabeza. Tu misión: liberar a la humanidad. ¿El problema? La humanidad está almacenada en núcleos de energía, y tus enemigos, un ejército de androides, son sus custodios.

Los primeros niveles me arrastraron en una vorágine de violencia. Aniquilaba oleadas de robots sin cuestionarme nada, siguiendo las directrices de Nexus. Pero justo cuando la rutina empezaba a asentarse, el juego me lanzó la primera pregunta: ¿por qué hago esto? ¿Quién soy en realidad? A través de cinemáticas caóticas, con un montaje que recuerda a clásicos como Ghost in the Shell, y las constantes conversaciones con Nexus sobre transhumanismo y conciencia, la trama empieza a desplegarse. Me di cuenta de que no era un simple soldado. ASKA comenzaba a dar sutiles muestras de tener una conciencia propia, y la misión de «liberar» a la humanidad se volvía cada vez más ambigua.

La narrativa de Metal Eden es, contra todo pronóstico, uno de sus puntos más fuertes. Durante las aproximadamente seis horas que dura la campaña, la historia evoluciona de una simple premisa de acción a un thriller de ciencia ficción con giros inesperados. Es de esos juegos que te invitan a una segunda partida no solo para superar tu puntuación, sino para atar los cabos sueltos de una trama que se beneficia enormemente del conocimiento previo.

Jugabilidad de Metal Eden: El arte del movimiento y la destrucción

Jugabilidad de Metal Eden

Si la historia es el alma de Metal Eden, la jugabilidad es su corazón palpitante, un motor que funciona a revoluciones imposibles. El juego es un shooter en primera persona que abraza la velocidad como su principal mandamiento.

A la velocidad de un pensamiento

Lo primero que me chocó es que no hay un botón para correr. No lo necesitas. La velocidad base de ASKA es endiablada, una carrera constante que te obliga a estar siempre alerta. Pero no se trata solo de correr en línea recta. El movimiento es un ballet mortal. Cuentas con un doble salto, la capacidad de planear cortas distancias y un wall-run que te permite desafiar la gravedad. A esta fórmula se le añade un gancho, una herramienta que se convierte en una extensión de tu propio cuerpo. Lo usé para cruzar abismos imposibles, para catapultarme hacia una posición elevada en mitad de un tiroteo o para esquivar un ataque en el último segundo.

Dominar este sistema de movimiento es la clave de la supervivencia. Los niveles, aunque lineales, están diseñados como arenas de combate verticales. Quedarse quieto en el suelo es una sentencia de muerte. La verdadera esencia del combate reside en el aire, en el movimiento perpetuo, en convertirte en un borrón inalcanzable que llueve destrucción desde todos los ángulos.

Un arsenal para el apocalipsis androide

ASKA cuenta con un arsenal variado y contundente. Si bien las armas no reinventan la rueda (escopeta, lanzacohetes, rifle de plasma…), cada una se siente única y tiene un propósito muy definido. Lo que más me gustó es cómo el juego te obliga a utilizarlas todas. La variedad de enemigos es tal que no puedes «casarte» con tu arma favorita.

Te enfrentarás a pequeños y ágiles robots armados con espadas que te acosarán en grupo, obligándote a usar la escopeta para mantener las distancias. Luego aparecerán enemigos pesados con escudos de energía, inmunes a las balas convencionales, que te forzarán a cambiar a un arma de plasma para derribar sus defensas antes de poder hacerles daño real. A esto se suman torretas, enemigos voladores y proyectiles que llenan la pantalla. Cada combate es un puzle que debes resolver en milisegundos, cambiando de arma, moviéndote y priorizando amenazas. La sensación de poder al aniquilar una oleada entera, alternando perfectamente entre todo tu arsenal, es simplemente espectacular.

Arrancar el Núcleo: Más que una simple ejecución

Aquí es donde Metal Eden introduce su mecánica estrella, su respuesta a las glory kills de DOOM, pero con un giro estratégico fascinante. En ciertos momentos, podrás arrancar el núcleo de energía directamente del pecho de un enemigo, desintegrándolo al instante. Una vez tienes el núcleo en tu mano, el tiempo no se detiene. Tienes apenas unos segundos para tomar una decisión crucial:

  1. Lanzarlo: Puedes arrojar el núcleo contra otro enemigo, provocando una devastadora explosión de área. Ideal para limpiar grupos de adversarios débiles.
  2. Absorberlo: Puedes consumir su energía para cargar tus puños, lo que te permite lanzar super-golpes capaces de destrozar los escudos más resistentes de un solo impacto.

Esta dualidad añade una capa táctica increíble a los combates. ¿Necesito control de masas o eliminar a esa gran amenaza con escudo? La decisión es instantánea y define el flujo de la batalla. Además, puedes mejorar esta habilidad para que los núcleos suelten vida, munición o para que la explosión sea mayor. Es una mecánica que te mantiene constantemente pensando y participando, sin romper jamás el ritmo frenético del juego.

Gráficos de Metal Eden: Una distopía de Neón y Óxido

Gráficos de Metal Eden

Si jugaste a RUINER, ya tienes una idea del lienzo sobre el que pinta Reikon Games. Metal Eden toma esa base de ciencia ficción sucia, de cables expuestos y metal oxidado, y la baña en luces de neón y hologramas parpadeantes. La diferencia es que vivirlo en primera persona lo hace mucho más inmersivo. Me sentí completamente absorbido por la atmósfera de Moebius, una ciudad que es a la vez bella y opresiva. Cada nivel cuenta su propia historia a través del diseño visual, desde las frías fábricas de ensamblaje hasta los núcleos de datos que irradian una luz etérea.

Sin embargo, no todo es perfecto en este apartado. Durante mi partida, me encontré con algunos problemas técnicos. Las texturas a veces tardaban en cargar más de la cuenta, y la resolución de algunas cinemáticas se sentía extrañamente baja, rompiendo un poco la inmersión. Son pequeños detalles que no arruinan la experiencia, pero que deslucen un apartado artístico que, por lo demás, es sobresaliente.

Sonido de Metal Eden: La banda sonora de la aniquilación

Prepara tus oídos, porque el apartado sonoro es una auténtica pasada. La banda sonora está compuesta por Sonic Mayhem, una leyenda cuyo nombre está ligado a la música de Quake. Y se nota. La música es una descarga de metal industrial y electrónica machacona que actúa como el combustible perfecto para la masacre. Es el tipo de banda sonora que te acelera el pulso y te empuja a seguir adelante, a moverte más rápido, a disparar con más rabia.

El diseño de sonido de las armas acompaña a la perfección. Cada disparo de la escopeta retumba, cada explosión de un cohete se siente visceral. Es un juego que se disfruta enormemente con unos buenos auriculares, dejándote envolver por una sinfonía de caos perfectamente orquestada.

Dificultad de Metal Eden: Un desafío que te pide más

Dificultad de Metal Eden

Que nadie se lleve a engaño: Metal Eden no es un paseo. Es un juego exigente que castiga la pasividad y recompensa la agresividad y el dominio de sus mecánicas. Morí. Muchas, muchas veces. Pero cada muerte se sentía justa, un error mío por no moverme lo suficiente, por usar el arma equivocada o por tomar una mala decisión con un núcleo. Esa dificultad es lo que hace que cada victoria sea tan gratificante. Superar una arena que parecía imposible te deja con las manos sudando y una sensación de euforia indescriptible.

El juego te anima a rejugar los niveles en dificultades más altas, y al final de cada fase te muestra estadísticas como el tiempo empleado o los núcleos arrancados. Sin embargo, aquí encontré una de sus mayores carencias. Para un juego con un ADN tan arcade, eché en falta un sistema de puntuaciones más profundo, tablas de clasificación online o modificadores que incentivaran de verdad la rejugabilidad más allá del desafío personal.

Lamentablemente, mi experiencia también se vio empañada por algunos bugs. El más grave me obligó a reiniciar un nivel por completo tras quedarme atascado, algo especialmente frustrante dada la longitud e intensidad de algunas fases. Espero que estos problemas se solucionen con futuros parches, porque el núcleo jugable es demasiado bueno como para verse afectado por estos fallos.

Veredicto Final: ¿Merece la pena adentrarse en el Edén de Metal?

A pesar de sus asperezas, de sus decisiones de diseño cuestionables en algunas secciones que rompen el ritmo y de los bugs que me encontré, mi respuesta es un sí rotundo. Metal Eden es un shooter en primera persona fantástico, adictivo e imprescindible para cualquier amante de la acción que busque una experiencia similar a la de DOOM: Eternal pero con una personalidad propia arrolladora.

Logra sobreponerse a sus inspiraciones para ofrecer algo único gracias a su increíble sistema de movimiento, la brillante mecánica de arrancar núcleos y, sobre todo, una ambientación y una historia que me atraparon de principio a fin. Es una experiencia agotadora, un chute de tensión y adrenalina que te absorbe y te eleva a un estado de concentración máxima. Si estás dispuesto a aceptar su desafío y perdonar sus pequeños fallos, te encontrarás con una de las joyas de acción más intensas y memorables de los últimos tiempos. Y con un precio de lanzamiento reducido, tienes muy pocas excusas para no darle una oportunidad.

Hemos disfrutado del juego gracias a una clave proporcionada por PLAION.

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